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¿Movilidad?

Han dado en echarle la culpa de la inmovilidad del tránsito bogotano a los conductores de auto particular sin hacer el menor esfuerzo en ver cuánta culpa le cae a la administración del alcalde Lucho.

Soy de los que cree que se deben buscar opciones alternas al transporte particular, de los que piensan que la bicicleta es una muy buena opción cuando las distancias son cortas para los que no estamos acostumbrados a largas jornadas propias de la vuelta a Colombia. Pero cuando la incompetencia de la administración no es objeto de escrutinio se me sale la piedra.

  • ¿Por qué las autoridades del tránsito no se dedican a eliminar los buses que debieron haber salido ya del tránsito bogotano?
  • ¿Por qué no evitan que los taxis se acomoden hasta en dos filas en las avenidas frente a centros comerciales y clínicas?
  • ¿Por qué no se sincronizan los semáforos desde hace muchos meses?
  • ¿Por qué las obras públicas son tan mal señalizadas?
  • ¿Qué hacen con las carcachas que llevan mercado de las grandes plazas como Corabastos que andan a paso de tortuga por el carril rápido y con el riesgo que alguno de los elementos que hacen equilibrio en el techo caiga sobre alguien o algo?

En fin podríamos dedicarle un extensísimo listado a identificar las posibilidades de mejora del tránsito bogotano que podrían implantarse antes de extender una restricción infame e inmoral.

Estamos de acuerdo en que el desestímulo del carro particular es una obligación pero debe hacerse dándole opciones diferentes y dignas a los conductores y no a punta de garrote porque lo único que harán es aumentar la demanda de taxis de los cuales un buen número se comporta al propio estilo del hampa.

Un sistema de transmilenio con pocas rutas que se entrecrucen pero que tenga frecuencias abundantes. Una masificación del uso de las ciclorrutas. Creación de conciencia de vivir cerca del trabajo y no siempre en el norte. Muchas opciones creativas que empiezan porque las autoridades cumplan su trabajo y no se dediquen a cumplir una infame cuota de comparendos sin dedicarse a escarbar y llegar al fondo del problema.

Puede que después de aplicar cientos de estas soluciones creativas terminemos aumentando la restricción. Pero que no sea por la incompetencia del alcalde y la pereza de buscar opciones diferentes.

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