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Cuando yo hacía mis CDs

Quienes me conocen a profundidad, unas pocas personas, podrían mencionar algunas de las características que me identifican. Por ejemplo: podrían decir que me gusta la música, especialmente aquella que no suena en la radio y que también me fascina hacer selecciones de mi música, grabarlas en CD, diseñarle las carátulas como si fuera un trabajo comercial y regalarlo a los amigos. Algo de piratería tendrá esto pero ese no es el tema.

Empecé a diseñar portadas para mis selecciones de música en el año 1995, cuando las hacía en cassette. Para esa época los quemadores de CD eran un artilugio sofisticado y exótico que casi nadie, o nadie en realidad, tenía. Mientras llegaba a mis manos uno de estos aparatos, creaba con la ayuda de Corel Draw las carátulas y cuando había una mujer que me atraía siempre tuvo su selección. No quiere decir que sólo regalaba cassettes a mis fallidas conquistas, la gran mayoría caen en esta categoría, porque mis amigos y familiares también recibieron los suyos. Cuando comencé a adentrarme en el mundo del diseño gráfico, desde el punto de vista del aficionado que sigo siendo ahora, encontré una forma diferente de expresarme y, de manera consciente o no, dejé de escribir. Fueron varios años en los que mi principal afición era llegar de la oficina a sentarme en mi computador a diseñar algo: tarjetas de cumpleaños, portadas de cassettes y luego CDs y muchas otras piezas. De todos esos correos que llegan por Internet con historias bonitas o de lecturas que me encantaban seleccionaba algunos textos y los diagramaba con una tipografía hermosa y unas ilustraciones tomadas de paquetes de clipart, imprimiéndolas en papel calcio para realzar el color. Y los pegaba en mi puesto de trabajo, luego en una cartelera de la oficina dedicada a eso y con mi amigo Alejandro íbamos tratando de variar cada semana los materiales publicados lo que nos impulsaba a buscar diferentes expresiones para no caer en la repetición porque ya teníamos un público fiel. Algunos dijeron que lo mío era 'mucha falta de oficio' porque además me gastaba un dineral en papeles y tintas para nada más que darme gusto. Era mi pasión, aunque en el trasfondo había mucho de relaciones públicas y construcción de mi imagen.

Cada selección ameritaba su "dramaturgia". El orden de aparición era importante para darle un manejo a las emociones del que la escuchaba. Hay canciones propicias para abrir, otras que son las mejores cerradoras (término tomado del béisbol, de los lanzadores que se especializan en terminar los partidos). El orden no era aleatorio, siempre hubo una intención en cada CD hecho por mí y cada canción entraba en su moment0. Como actores en un drama, por eso lo llamo dramaturgia. Hay un libro, del que hicieron una película, llamado Alta Fidelidad donde el protagonista, fanático de la música, habla en una ocasión como se prepara un cassette para regalarle a la mujer que lo trasnocha. Supe inmediatamente de qué hablaba porque yo había hecho lo mismo.

No se en que momento dejé de interesarme por este tema del diseño y fue casi simultáneo con dejar de preparar mis selecciones musicales. Se podría pensar que retomé la escritura pero nada de eso ocurrió. Fueron varios años de sequía artística que sólo ahora estoy tratando de derrotar. Hubo algunas selecciones que hice en este tiempo pero sin la personalidad que tenían las anteriores donde las carátulas de algunas eran un librito e incluían una reseña del contenido, escrita por mí. La última memorable en ese sentido fue una que llamé 'Tráfico de influencias' en la cual, en dos CDs, hacía un recorrido por algunas de las influencias que tuvo la nueva trova cubana por parte de otros artistas y la influencia de ella en posteriores músicos. Este género es uno de mis favoritos pero me estaba saturando de hacer antologías de sus cantantes; entonces decidí cerrar ese ciclo con broche de oro. Finalmente la selección se perdió porque sólo hice una copia, la mía, y un día le perdí el rastro. Pero los archivos deben andar por ahí y habrá que reconstruirla.






En medió de la aridez que mencioné hubo un trabajo especial, por lo esporádico y por su intención: la selección de canciones para darle la bienvenida a Clauz cuando vino a vivir conmigo. Tuvo su carátula, y fue un disco con personalidad. Se llamó 'El amor de mis amores', por una canción que interpreta Omara Portuondo, la cerradora de esta selección.

En estos días estuve retomando la tarea de buscar en mi colección de CDs (que tampoco siguió creciendo) para hacer una nueva selección de salsa y música cubana bailable. Y volvieron a mi memoria tantas cosas que supe inmediatamente que debía escribir sobre esos recuerdos. Aún no tiene carátula y no se me ocurre cómo será pero salieron dos CDs bajo el nombre Agua y AguaDos, por una canción de la orquesta cubana Los Van Van.

El propósito de año nuevo de darle a la Palabra la importancia que se merece también puede incluir el retomar el costoso vicio de coleccionar música. Eso da para otras reflexiones sobre el cambio en la pasión que me despertaban ciertos géneros y artistas, pero esa es otra historia que deberá ser contada en otra ocasión.

Comentarios

Anónimo dijo…
pues por lo que leo, son obras ineditas y originales, hecho que bajo ninguna optica es piratería. . .
eso si, cuando decida hacer un concurso de . . .mmmm. . .di tu. . .visitante 3976, pues ese ilustre lector, obtenga una de esas selecciones