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Mostrando las entradas de febrero, 2012

De ida y vuelta. Viaje por el metro de Estocolmo (última de cinco partes)

Ir a la cuarta parte Descargar texto commpleto en PDF En esta segunda mitad del viaje veo algo que he visto en ocasiones anteriores. Los niños suben solos al metro camino al colegio o regresando de este. Pueden ir en grupos, bastante ruidosos como es de esperar en cualquier lugar del mundo, o ir solos. Los más pequeños por supuesto van siempre acompañados pero se pueden encontrar niños de 10 años, incluso menos, viajando sin compañía en el metro. Como cuando en nuestra infancia en los 70 mis hermanas, Gonzalo y yo podíamos montar en bus naranja. O en buseta verde de la Republicana de Transportes. He pensado tomarles fotos pero me da temor ser acusado por acoso a menores de edad. Como evidencia solo queda mi palabra. También es muy frecuente encontrar ancianos en el metro. El sistema está adaptado para su comodidad y facilidad de desplazamiento. Me impacta verlos casi siempre solos. En esta sociedad los lazos familiares no son tan fuertes de padres a hijos cuando estos últimos ya es

De ida y vuelta. Viaje por el metro de Estocolmo (cuarta de cinco partes)

Ir a la tercera parte Descargar texto commpleto en PDF Cuando en los años 50 del siglo XX se empezaron a construir las líneas de metro en Estocolmo, un número apreciable de artistas, ciudadanos y políticos pensó que sería importante que fueran un reflejo del devenir artístico de la época. Desde mediados del siglo XIX se había formado una corriente de opinión la cual proponía que el arte debía salir de los espacios reservados y alcanzar a la gente en las calles. Este pensamiento no se daba solo en Suecia y llegó a ser el fundamento de movimientos culturales tan importantes como el de los muralistas mexicanos: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y más. Como las líneas y estaciones han ido creciendo con los años, el arte en el T-Bana puede estudiarse por épocas y no es uniforme; es su diversidad lo que, en parte, lo hace tan atractivo. El sistema de transporte aborda por décadas la explicación de las obras en el folleto que ha desarrollado para entenderlas y pon

De ida y vuelta. Viaje por el metro de Estocolmo (tercera de cinco partes)

Ir a la segunda parte Descargar texto commpleto en PDF También aparecen colgados de algunas manijas de los vagones los periódicos impresos locales. Existen dispensadores a las entradas de las estaciones para que la gente tome esos periódicos gratuitos y muchos viajeros cumplen ese eslogan oído en Colombia, “pásalo,” dejando el ejemplar en el tren. Pero también veo los libros tradicionales en manos de algunos. Pienso que tal vez hay diferencias en el soporte de la lectura dependiendo de la hora de viaje. En este momento mis vecinos se enteran de las noticias del día y algunos hasta llevan su periódico comprado, no el gratuito. No importa qué tipo de texto se lea o en cuál aparato, a veces hay alguno que lee sobre el hombro lo que su vecino lleva en las manos. Al bajarse en su estación la mayoría arrojará el papel fugaz en una gran caneca de reciclaje que el mismo impresor ha ubicado junto a los dispensadores donde otro viajero entrando al sistema toma un nuevo periódico. Libros, t

De ida y vuelta. Viaje por el metro de Estocolmo (segunda de cinco partes)

Ir a la primera parte Descargar texto commpleto en PDF Claudia ya ha pagado el tiquete para el metro. En realidad pagó por un mes. Fue en la sencilla tienda Pressbaren y allí mismo se puede hacer la recarga de las tarjetas de acceso para el mes siguiente. Hay muchas formas y lugares donde se pueden adquirir los tiquetes del metro. Es posible comprarlos bajo muy diversos esquemas de precio con ahorro por compra anticipada hasta por un año, para estudiantes, ancianos y con planes especiales para turistas por 1 a 3 días. Existe, por supuesto, una máquina que expide tiquetes y tarjetas en ausencia de humanos pero un pequeño detalle técnico de la tarjeta del banco colombiano la hace inútil para nosotros. A la presencia del plástico azul las puertas deslizantes que han ido remplazando los viejos torniquetes dan paso a la larga escalera eléctrica que casi siempre bajo caminando mientras la cinta se desplaza. Es aburrido esperar una escalera que toma casi un minuto en hacer su recorrido. 

De ida y vuelta. Viaje por el metro de Estocolmo (primera de cinco partes)

De ida y vuelta Viaje por el metro de Estocolmo A Clauz. Sin ella esto no hubiera sido posible y nunca hubiera sido tan bueno como fue Descargar texto commpleto en PDF Nevó buena parte de la madrugada y el exterior está cubierto con una suave alfombra blanca. Me dirijo desde nuestro apartamento a la estación Rådhuset, la más cercana del Tunnelbana, el metro de Estocolmo. Alguna vez cronometré el tiempo que toma ir hasta allí. Fueron poco más de ocho minutos. De ese tiempo alrededor de 3 minutos transcurren desde la boca de la estación, en la calle, hasta que termino de sumergirme en el manto rocoso por donde se mueven estas serpientes y alcanzo la plataforma. Estas cuentas, junto con los precisos y respetados horarios de llegada de los trenes a cada estación, me permitirían calcular la hora exacta a la que debería salir para estar subiendo al vagón sin esperar casi nada y llegar puntual a mi destino. Pero el ritmo de vida que llevo no me obliga a esos estrictos horarios y puedo d