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Mostrando las entradas de agosto, 2012

Compasión, diferencia y sueños: sobre eventuales diálogos

Lo que me llama la atención de la nueva restricción vehicular bogotana es el intento de pensar diferente y plantear soluciones distintas. Aunque muchos quieran mantenerse en el anterior o empeorarlo porque se resisten al doloroso cambio. Y sí que lo estamos padeciendo todos. Es lo mismo que me interesa encontrar en esta apenas incipiente posibilidad de un eventual diálogo con las guerrillas (¿Se nota mi escepticismo acera de un asunto aún gaseoso y vago?). Una posibilidad nueva una exploración seria porque la anterior estuvo cerca de alcanzar su objetivo pero no se ha logrado aún. "No esperes resultados diferentes haciendo lo mismo". Tal vez buscando otras rutas lleguemos adonde queremos. Sueño con que mi país viva tranquilo, con los problemas "normales" de otros países. Aunque estoy convencido que la guerrilla no es más que un conjunto de signos y síntomas sobre algo más profundo. Aunque dude de manera categórica que la guerrilla luche por los desposeídos

Ruidos

Es un día entre semana y por el cielorraso del baño se escucha el flujo de agua de la ducha del vecino del quinto piso. Poco antes han sonado la cisterna  y el agua del inodoro escapando presurosa y sorprendida. Sin mirar el reloj, calculo que deben faltar diez minutos para las cinco de la mañana. Estiro mi brazo y tomo mi teléfono solo para confirmar la hora. Los sonidos alrededor de mi cama en las madrugadas tienen la secuencia que me permite calcular con bastante exactitud la hora en que despierto o la qué es después de estar un rato largo sin dormir en la oscuridad de la madrugada bogotana. A veces hay sonidos inesperados que desajustan este plan exacto. Como cuando una ocasión nos sorprendió Canela ladrando en la plazoleta, pocos minutos antes de las cinco. La plazoleta es pequeña y está rodeada de edificios de nueve pisos y los ladridos de Canela resuenan con estruendo en el silencio de la fase menos profunda del sueño de muchos de nosotros. Los cientos de ojos de los edificios e

Yo soy mejor que usted

Aquellos que apoyan con vehemencia proyectos de igualdad entre seres humanos, los que buscan abatir las barreras de desigualdad y segregación pueden fácilmente caer en un comportamiento igual de reprochable: considerarse superiores moralmente a los que pretenden usufructuar y mantener la diferencia o a los que no hacemos nada. Creerse mejores personas, más merecedores de algo, tener derecho a juzgarnos a los otros. Es fácil caer en el supremacismo. De alguna forma nos consideramos mejores a otros, de la misma forma que Hitler y sus arios se consideraron con más derecho que otros grupos. Mi música es mejor que la suya: tengo derecho a criticarla juzgarla e incluso a insultarlo a usted por sus gustos y su desconocimiento. "La buena música no es para todos", leí hoy en twitter. Y lo leí a través de un retweet de una persona que aprecio mucho y considero sensata. No la critico sino me veo en ese espejo y a veces me parece un monstruo diferente al bello príncipe que una vez creí